Etiquetas
La experiencia del trabajo es parte esencial en el proceso de humanización de la persona, de ahí que sea a la vez derecho y deber. Sin el trabajo, desconoceríamos muchas facetas de nosotros mismos, pues sólo a su contacto afloran dimensiones que dan densidad a la biografía humana: la relación con otras personas enriquece y amplía la propia cosmovisión; se aprende a sortear obstáculos para conseguir metas arduas; se goza ante los resultados obtenidos; se liman asperezas del propio carácter; ganamos aprendizajes en los modos de ser (perseverancia, paciencia, solidaridad, comprensión, etc.). Sigue leyendo