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Tertulia Abierta

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Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw o la nostalgia por la imperfección

10 Domingo Nov 2019

Posted by tertuliaabierta in Cosas de la Vida, Excelencia Empresarial, Persona, Sociedad

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felicidad, Inhumano, Perfección, Rápidos y furiosos

He visto la película “Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw” (2019). El cine de acción y ficción me suele divertir y descansar, ésta es de ese género. La trama es sencilla. Hobbs (agente americano), junto con Shaw (agente inglés) son convocados a regañadientes para que trabajen en un delicado y peligroso caso. Eteon, una empresa criminal, está detrás de un virus biológico para eliminar a los humanos débiles e imperfectos. La organización trabaja en tecnología de última generación para recrear solo a los seres humanos más aptos. Para tal fin, ha reconstruido a Brixton –un ex agente- con implantes cibernéticos, que le permite realizar acciones por encima de las posibilidades humanas. En medio de todo el conflicto está Hattie, la hermana de Shaw quien se ha inoculado el virus para ponerlo a salvo del criminal.

La acción transcurre rápida y furiosa. Después de mucho trajinar, los agentes cumplen su cometido: ponen a salvo el virus de las manos criminales de Brixton y la empresa. Los amantes de este género seguro que se han divertido mucho al verla. A mí ha dejado con una idea a la que le he dado muchas vueltas: se trata de la nostalgia que existe en mucha gente –me incluyo- de vivir sin estar pendientes de conseguir la perfección en las dietas, calorías, salud, implantes, rutinas, chequeos. Es decir, la nostalgia de lo sencillo, lo no forzado, lo bucólico; incluso, lo romántico. Me explicaré.

Para extraer de Hattie el virus que se inoculó tienen que utilizar una máquina ah doc, dañada en la huida. Hobbs se acuerda de su familia en Samoa de la que se alejó hace 25 años. Allí está su hermano Jonah, capaz de arreglar el instrumento. El reencuentro es brusco entre ellos hasta que interviene la mamá para calmarlos. Toda la familia lo apoya. El lugar al que han llegado es la antípoda de una ciudad moderna y de la perfección que persigue la empresa Eteon. Se trata de una aldea sencilla, casa de madera en medio del campo. Todos los familiares están bien alimentados y subidos de peso, incluida la mamá. Cuando Hobbs le pide a ella que le lleve al cuarto de las armas, la mamá le abre un aparador lleno de armas tradicionales de madera. Las modernas armas, ella las había destruido, precisamente porque, una vez causaron la muerte de gran parte de sus parientes.

La batalla final es un encuentro entre el ingenio tecnológico de Eteon y el ingenio artesanal de Samoa; la cabeza fría de Brixton y el corazón ardiente de los habitantes de la aldea. No es de ninguna manera el enfrentamiento entre el pasado y el futuro, o el retraso y el progreso; es, simplemente, la confrontación entre lo inhumano y lo humano. Me gusta este lance final porque nos recuerda que los seres humanos no hemos sido creados para ser perfectos, sino para ser felices, en medio de afanes, exitosos unas veces; ruinosos, otras. Nos recuerda que es una pobre meta pensar que la vida es ser campeones, exitosos, famosos; estar entre los “top ten” de lo que sea. Es el afán de logro convertido en cáncer que carcome el afán de servicio.

No pretendo negar el rol positivo de la técnica, me basta con decir que no lo es todo ni en la ciencia ficción, ni en la empresa ni en la vida. ¿De qué nos sirve ser más eficaces si somos menos humanos? Prefiero mil veces un rostro alegre o doloroso a una faz saludable rebosante de calorías, proteínas e implantes científicamente medidos.

Lima, 10 de noviembre de 2019.

Ernestina de Champourcin: lo que huye no existe

14 Lunes Oct 2019

Posted by tertuliaabierta in Cosas de la Vida, Libros, Persona

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Ernestina de Champourcin, Oración

Copio, a continuación, unos versos tomados de los poemarios de Ernestina de Champourcin (1905-1999). Una descubrimiento reciente de esta gran poetisa española. Disfruto de su claridad y frescura en cada poema. Muchos de ellos son meditaciones de una persona que ha encontrado a Dios en su vida, son plegarias puestas en verso. Me identifico con los claroscuros de su vida. Hay en sus versos el lamento agustiniano del “tarde te amé”. Quizá por eso mismo, sus versos son expresión de un alma madura que se sabe barro/polvo, pero barro/polvo enamorado como diría Francisco de Quevedo. Los dejo con algunos trocitos de los poemas/oración de Ernestina.

1. El juego de la gracia
Las victorias son tuyas; los fracasos son nuestros.
Pero sabemos muy bien que mientras se camina
no se puede perder el juego siempre…
¡El juego de la Gracia!
Cartas cerradas, 1968

2. Que no falte nadie
No te duermas, Señor,
y cuídanos la barca.
¡Haz que no falte nadie
si regresa a la playa!
Cartas cerradas, 1968

3. Barro
Hasta en lo más indigno
hiciste grandes cosas.
¡Cómo canta mi barro
tu gracia redentora!
El nombre que me diste, 1960

4. Emaús
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curiosa
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.

5. Magnificat
Porque has visto en mis ojos la pequeñez del mundo
y la codicia ruin que nos ensucia el pecho.
Te dignaste a venir Tú mismo a redimirme
en el tierno esplendor de un celaje de otoño.

6. Monte de Dios
Monte de Dios. ¡Tan alto!
En la cuesta empinada,
uno a uno, mis pasos.
Que nunca mire atrás
(…)
¡Mi anhelo, qué de prisa,
mis plantas, qué despacio!
¡Monte de Dios, tan cerca!
¡Monte de Dios, tan alto!
El nombre que me diste, 1960

7. Zaqueo
Quise crecer, Señor,
porque no te veía…
– ¡Qué raquítico apoyo
buscó la desmedida
vanidad de mis sueños!
Ningún árbol empina
cuando el amor es poco
y la ambición exigua…
Mas yo esperaba verte.
Tu voz se me vertía
buscándome la sed…
Pero yo no sabía
que en Ti sólo florecen
las ramas que se inclinan.

8. Amor de cada instante…
duro amor sin delicias: cadena cruz, cilicio,
gloria ausente, esperada,
gozo y tortura a un tiempo (…)
Pues, “mi ejercicio”, ahora, es amarte en la ausencia,
y aferrarme a esta nada porque también es tuya
y beber ese polvo de soledad y vacío
que es Tu don del momento y Tu clara promesa
(…)
Y así voy caminando por este desconcierto
oscuro y luminoso, por este amor amargo,
veteado de gloria.
Cartas cerradas, 1968

9. Y para ser, estar.
Lo que huye no existe
(…)
Para ser de verdad,
estate ahí en tu sitio,
en tu raíz. Jamás
te disperses en rumbos
que no te acogerán.
Poemas del ser y del estar, 1972

Lima, 14 de octubre de 2019

Un invierno con Homero

22 Domingo Sep 2019

Posted by tertuliaabierta in Libros, Pensamiento, Persona, Sociedad

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Homero, Persona


Sylvain Tesson ha escrito un entretenido libro titulado “Un verano con Homero” (2019). Lo he leído a sorbos y no de un tirón en este gélido invierno limeño. Lectura amena, en capítulos y párrafos cortos recreando los personajes, dramas, tragedias, paisajes de “La Ilíada” y “La Odisea”. Un libro atento al canto de Homero, salpicado de sugestivos comentarios por parte de Tesson quien ve, en los textos griegos y sus actores, las constantes de la condición humana: honor, excelencia, fragilidad, fuerza, furia, piedad, libertad, destino.

La lectura de Homero y de las tragedias griegas me fascinaron desde mi época de colegial. Vuelvo a ellas con frecuencia. La combinación de mitos e historia, el dramatismo de las narraciones, la cercanía de hombres y dioses, las escenas de grandeza y miseria humana, ilustran e iluminan la narrativa humana de nuestro tiempo en sus raíces. Tesson nos hace conversar -sin pretensiones eruditas- con los héroes mitológicos. Vemos la furia de Aquiles, la grandeza de ánimo de Héctor, el ingenio de Ulises, el alma desgarrada de Andrómaca, esposa de Héctor a quien se dirige con estas dolorosas palabras: “¡Desgraciado! Te habrá de perder tu valor. No te apiadas de tu hijo tan tierno y tampoco de mí, ¡oh desdichada!, viuda pronto porque los aqueos te habrán de dar muerte”.

Dice Tesson que “dentro de mil años seguiremos leyendo a Homero. Y hoy encontraremos en el poema la forma de entender las mutaciones que agitan nuestro mundo en estos inicios del siglo XXI. Lo que dicen Aquiles, Héctor y Ulises nos permite esclarecer de forma anticipada los análisis de los expertos, esos técnicos de lo incomprensible que enmascaran su ignorancia en la bruma de la complejidad. Homero, en cambio, se contenta con exhumar las constantes del alma”. Sin ánimo de poner en el mismo costal a todos los expertos, coincido con Tesson en que hay asuntos demasiado sustanciales y vitales como para dejarlos en las manos de los técnicos. Uno de ellos es la condición humana en lectura distendida de la Ilíada y la Odisea.

La lectura de Tesson sobre los poemas homéricos es vivaz. Desliza, como es de esperar, sus opiniones sobre la actualidad. No hace falta estar de acuerdo con todo lo que sostiene. En cambio, en sus anotaciones sobre la naturaleza humana es clásico: “creo en la invariabilidad del hombre” dice el autor. Después de 2500 años de la guerra de Troya, podemos seguir leyendo con gozo y asombro a Homero. En tiempos como los que vivimos, corriendo de un lado para otro, muchas veces sin norte claro; volver a Homero es recuperar la memoria de lo que somos: una caña pensante, de cuya fragilidad partimos para llegar a cumbres de excelencia afirmando libremente nuestro ser.

Francisco Bobadilla Rodríguez
Lima, 22 de septiembre de 2019.

La leyenda del santo bebedor

31 Sábado Ago 2019

Posted by tertuliaabierta in Ética, Cosas de la Vida, Libros, Persona

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Ética, Joseph Roth


Joseph Roth (1894-1939), novelista judío, proveniente de Austria, bebedor empedernido, errante de aquí para allá, terminó su corta vida en París, huyendo de los nazis. Su lectura ha sido para mí un gozoso descubrimiento. Su estilo narrativo sobrio consigue contar una historia y, en pocos trazos, logra dibujar el alma de sus personajes. No lo dice todo de ellos, ni hace falta. El lector tiene que trabajar para sumergirse en el fondo humano de los actores. No sólo interviene lo terreno, lo sobrenatural irrumpe en la narración como en su pequeña novela “La leyenda del santo bebedor”, publicada en 1939, el año de su muerte.

¿Cuánto de autobiográfico hay en esta breve novela? Bastante, probablemente. Andreas Kartak, de origen polaco –el personaje de esta narración- es un vagabundo que vive en París, en los puentes del Sena, dado a la bebida alcohólica y vive de limosnas. La vida no le ha sonreído para nada. Minero de oficio, emigra a París en busca de fortuna. Comete un crimen y pasa dos años en prisión. Sale y no es ni tiene nada. Un día se cruza con un caballero quien le ofrece darle 200 pesos para que atienda a sus necesidades, con el cargo de que apenas consiga ese dinero lo entregue a la Iglesia de Sainte Marie des Batignolles, donde hay una capilla dedicada a santa Teresa de Lisieux, a quien el caballero atribuye su conversión al catolicismo. Andreas, pasado el desconcierto, acepta el préstamo y le dice que él es un hombre de honor y cumplirá con devolver al dinero a la santa.

De manera inexplicable se encuentra en varias oportunidades con dinero en el bolsillo y se pone en camino de la Iglesia para cumplir el encargo y saldar su deuda con la santa, pero en todas esas ocasiones el encuentro con amigos o antiguas amigas le impiden devolver el dinero, pues en esos tropezones gasta el dinero que tenía; hasta que, finalmente, en uno de esos intentos llega al bar una jovencita que llevaba por nombre Teresa y a quien Andreas considera que se trata de la santa que ha tenido la finura de facilitarle la devolución. En el instante en que quiere entregarle el dinero, ante el desconcierto de la chica, fallece fulminantemente.

La historia de esta breve narración me ha hecho pensar en la fragilidad humana. Andreas sabía muy bien lo que debería hacer: devolver el dinero a la primera que lo tuviera. Era un hombre de honor y quería cumplir su palabra. No llegó a la Iglesia, en el camino le aparecían situaciones que le hacían gastar el dinero. Unas veces era el licor. Se decía a sí mismo: una copita para entonarse, pero el alcohol le podía. Adiós dinero. En otras ocasiones se encontraba con amigos que lo llevaban al bar: bien, se decía, un ratito y, una vez más, se quedaba sin plata. No le faltaron encuentros con antiguas amigas en cuyos agasajos se gastaba lo que llevaba encima. Sabía lo que debía hacer: devolver el préstamo, quería cumplir con el encargo, pero su talón de Aquiles estaba en el deseo que le llevaba a quedarse detenido ante los bienes placenteros: el licor, las chicas de vida alegre, los amigos de vida disipada. Su deseo era fuerte; su voluntad, débil. Para cumplir con su encargo fue necesario que lo sobrenatural, lo insólito apareciera en su camino.

Pocas páginas las de esta narración de Joseph Roth, las suficientes para recordarnos que muchas veces lo decisivo de la acción humana no está en saber lo que debemos hacer, sino en tener la fuerza de voluntad para hacerlo y los apetitos placenteros ordenados (comida, bebida, sensualidad…). En tantas ocasiones, las fuerzas humanas no bastan: el Cielo debe acudir en nuestra ayuda.

Lima, 31 de agosto de 2019.

Geografía del alma

19 Miércoles Jun 2019

Posted by tertuliaabierta in Libros, Persona

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Alma, Gómez Pérez, Persona


Hay libros que consiguen expandir el alma, “De Homero a Kafka. 75 clásicos para una geografía del alma” (2018), de Rafael Gómez Pérez es uno de ellos. De cada clásico va un pequeño texto cargado de sabiduría y un comentario breve, suficiente. Son fogonazos de luz que iluminan la geografía del alma. Texto y pausa. Misterio y meditación. Homero, Sófocles, Cicerón, Cervantes, Quevedo, Pascal, Hölderlin, Chesterton, Eliot, Kafka acuden a las páginas del libro. Son apenas gotitas de buena literatura que alegran el alma del lector. Seriedad, unas veces; ingenio, otras; flaquezas y grandezas de la condición humana.

Leo a Gómez Pérez (1935) desde mi época universitaria. Rafael es un fino y culto humanista. Todo lo humano lo convoca y ha recorrido la narrativa, la historia, el ensayo, la filosofía, la política. Pertenece a la estirpe de los intelectuales, atentos al acontecer de los tiempos. Lo he conocido en su madurez, hemos conversado de lo humano y divino en su casa o un bar madrileño, al calor del café o del chocolate. Congeniamos y, sin duda, por eso me resulta tan connatural la selección realizada de autores y textos.

De Cervantes rescata este lindo pasaje del Quijote: “Unos van por el ancho campo de la ambición soberbia; otros, por el de la adulación servil y baja; otros, por el de la hipocresía engañosa, y algunos, por el de la verdadera religión; pero yo, inclinado de mi estrella, voy por la angosta senda de la caballería andante, por cuyo ejercicio desprecio la hacienda, pero no la honra. Yo he satisfecho agravios, enderezado tuertos, castigado insolencias, vencido gigantes y atropellado vestiglos; yo soy enamorado, no más de porque es forzoso que los caballeros andantes lo sean; y, siéndolo, no soy de los enamorados viciosos, sino de los platónicos continentes. Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno; si el que esto entiende, si el que esto obra, si el que desto trata merece ser llamado bobo, díganlo vuestras grandezas, duque y duquesa excelentes”.

Caballerosidad, hombría de bien, nobleza de espíritu… Qué de cosas bellas y buenas se pueden decir de don Quijote, uno de mis personajes más queridos y tanto más, cuanto más desesperadas son sus aventuras. Y es que sin grandeza de ánimo, sin la disposición de hacer el bien y evitar el mal, la experiencia humana se empequeñece. No se puede vivir sanamente sin estas locuras del caballero andante. El cálculo, la seguridad le dan certeza a la vida, desde luego; pero la sola certeza acaba asfixiando el espíritu. No solo de pan vive el hombre.

T. S. Eliot aparece, brevemente, en el libro con unos versos de sus Cuartetos: “La única sabiduría que podemos esperar adquirir/ es la de la humildad: la humildad no termina nunca”. A lo que Gómez Pérez apunta: “Una cosa son los saberes y otra la sabiduría. La única que podemos esperar adquirir (no adquirirla sin más, sino esperar adquirir) es la humildad (…) Pero, a su vez, esa humildad no tiene fin (…) La humildad es la continua disposición de no pensarse superior a nadie”.

El mapa de la geografía del alma se queda corto. Podemos decir mucho de ella y aún así quedan fuera del mapa tantos de sus entresijos. Nos queda, sin embargo, el asombro y el buen sabor de estas lecturas que nos ayudan a caminar entre asombro y asombro.

Francisco Bobadilla Rodríguez
Lima, 17 de Junio de 2019

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