Pero cuando peor soy, más necesito a Dios.
No puedo estar fuera del alcance de su misericordia
Mi encuentro con Evelyn Waugh es reciente. Me interesé en sus novelas a raíz de la lectura del libro Escritores conversos de Joseph Pearce (2006). En sus páginas desfilaban, en peregrinaje intelectual y vital, una serie de escritores ingleses de primera nota: Gilbert Chesterton, Hilaire Belloc, C. S. Lewis, Christopher Dawson, Dorothy Say, Edith Sitwell, Evelyn Waugh, T. S. Eliot, Graham Green, Malcolm Muggeridge, Ronald Knox. A varios de ellos ya los conocía por sus novelas o ensayos y me animé a seguir buscando los libros de quienes no había leído nada, entre ellos, de Evelyn Waugh. Me interesó el autor por su trayectoria vital. Sus años de juventud tienen mucho parecido a los de nuestro Abraham Valdelomar: un dandy inglés a todo dar en cuya vida hubo “pereza, disolución y derroche”, a decir del mismo autor. Después de muchas vueltas por la vida, se convierte al Catolicismo. Fue un hombre de una personalidad muy marcada, exquisito, a veces extravagante; un enamorado de la liturgia católica en sus textos en latín. Sigue leyendo