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Tenemos un Gabinete ministerial con apenas unas semanas en funciones. Tres economistas en posiciones clave del Ejecutivo: el Presidente del Perú es economista, al igual que el Premier y el ministro de economía. A PPK se le ha elegido como gobernante, no como economista; y del Premier se debe esperar lo mismo. Ambos han de lidiar con la complejidad social del momento, en conflictos e ideas. Quién ha de manejar el presente y el futuro del país es el gobernante que es tanto como decir el político, no el economista.
Los problemas políticos han de ser resueltos con soluciones políticas y en esta materia, la última palabra la tiene el gobernante, no el técnico. Como lo ha señalado Daniel Innerarity, “hay muchas cuestiones técnicas y periciales en el mundo de la política, por supuesto, y no se pueden tomar las decisiones correctas si no están precedidas por un trabajo de estudio y asesoramiento técnico… Ahora bien, cuando los técnicos y los administrativos han hecho su trabajo y sigue sin estar absolutamente claro qué es lo que debe hacerse. Es en ese momento de evidencias escasas cuando aparece la visión política”.
La política es el espacio de la polémica y la discusión por excelencia. En política hay poco espacio para los iluminados que creen tener “la agenda” cultural o social que salvará al Perú. Y en democracia, todos tenemos voz y voto. Acude a la plaza el rico y el pobre, el letrado y el menos letrado, el creyente y el ateo, jóvenes y adultos. Cada cual plantea su discurso desde lo que vive y por eso, no podemos pretender, que el ciudadano se despoje de sus pertenencias, historia, tradiciones y creencias. Estamos en los tiempos en los que no basta la legalidad para que una propuesta tenga carta de ciudadanía, hace falta también la legitimidad, es decir, el espaldarazo social que avale la propuesta.
Si para un proyecto minero exigimos la consulta previa y la licencia social, con mayor razón no se puede prescindir de la deliberación amplia y de la anuencia social cuando se pone en debate la integridad de la familia y el cuidado de la vida. “Los problemas políticos son demasiado complejos como para dejarlos en manos de quienes gestionan la exactitud” y carecen de imaginación política
Lima, 22 de septiembre de 2016